Historia del Centro Histórico
1.- Ruta
2.- Atractivos
2.- Atractivos
1. Basílica
2. Plaza del Teatro
3. Iglesia San Agustín
4. Plaza chica
5. Plaza grande
6. Municipio
7. Catedral
8. Palacio de Carondelet
9. Palacio Arzobispal
10. Monumento Garcia Moreno
11. Calle de las 7 cruces
12. Iglesia del Sagrario
13. Museo Alberto Mena Caamaño
14. Centro Cultural Metropolitano
15. Iglesia de la Compañia
16. Iglesia de San Francisco
17. Monumento Fray Jodoco Ricke
18. Museo Fray Pedro Glocial
19. Casa Gangotena
20. Museo del Alabado
21. Museo del Carmen Alto
22. Escultura Mariana de Jesus
23. Arco de la Reina
24. Museo de la ciudad
25. Iglesia de Santo Domingo
26. Museo Fray Pedro Bedon
27. La Ronda
28. Bulevar 24 de Mayo
29. Cima la Libertad
30. El Panecillo
3.- Guión
CORO DE LAS IGLESIA DE SAN AGUSTÍN
Es la sede de la Archidiócesis Primada de Quito.
Tiene tres puertas. La central está rodeada por seis columnas salomónicas de cinco metros de altura, y las puertas laterales por dos pilares de estilo romano corintio.
Se organiza arquitectónicamente como un retablo que contiene en sus hornacinas las estatuas de San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, San Estanislao de Kostka, San Luis de Gonzaga, San Francisco de Borja, San Francisco de Regis, los apóstoles Pedro y Pablo, y los Corazones de Jesús y María.
El Museo de la Ciudad ocupa las instalaciones del Antiguo Hospital San Juan de Dios, el edificio civil más antiguo de Quito, institución que funcionó por más de 400 años, desde 1565 hasta 1974, como hospital y espacio de acogida. El antiguo hospital San Juan de Dios fue restaurado y en 1998 se rehabilitó para convertirse en uno de los museos más importantes del país y cuya edificación cumplirá 450 años en 2015.
En sus instalaciones, mantiene una exposición permanente sobre los procesos sociales e históricos de la ciudad. Además, cuenta con espacios abiertos al público donde se afianza la relación con las comunidades. Una invitación para vivir una nueva experiencia en cada visita. (museociudadquito, 2017)
REFERENCIAS
3.- Guión
1.
Basílica
La Basílica del Voto Nacional es la
iglesia gótica mas grande del Ecuador, ubicada entre las calles Carchi y
Venezuela cuenta con dos ingresos y un gran cementerio en su subsuelo.
Representa la consagración del país al Sagrado Corazón de Jesús. Este acto fue
realizado por el segundo presidente ecuatoriano, Gabriel García Moreno, a
través de un decreto legislativo.
La Basílica fue construida en el barrio
San Juan. En 1890 se puso la primera piedra, después de que seis años atrás
(1884) el Congreso Nacional aprobara su edificación. Tiene siete puertas de acceso,
tres en la fachada y cuatro laterales. La concepción de los sacerdotes oblatos,
en aquella época, era que la iglesia debía ser majestuosa “para recordar que
representa el consagrado Corazón de Jesús, que es la justicia social”, explica
el padre Ramiro Cristancho.
Su diseño, en forma de una cruz gótica,
fue realizado por el arquitecto francés Emilio Tarlier desde 1890. La
influencia europea se destaca en La Basílica, pues la fachada se parece a la
Catedral de Burgos (España) y a la de Notre Dame (Francia). La diferencia está
en el color de la piedra.
Es la única iglesia ecuatoriana
bendecida por un Papa. Juan Pablo II la visitó y le dio su bendición en 1985,
pero la inauguración oficial fue el 12 de julio de 1988. Está abierta de lunes
a viernes desde las 09:00 a 17:00 y el fin de semana de 06:00 a 18:30. El costo
del ingreso es de USD 1 para turistas nacionales y USD 2 para
extranjeros.
Las gárgolas que deberían posarse sobre
La Basílica, como otros templos europeos góticos, solo están sobre la capilla del
Sagrado Corazón de María. En una de las torres está el cóndor, que simboliza el
ave nacional del Ecuador.
Las figuras mitológicas fueron
desplazadas en el diseño. En su lugar se incorporaron animales endémicos del
país como los armadillos, caimanes, tortugas, monos e iguanas. Ellos, a más de
servir como decoración, se utilizan para canalizar el agua de la lluvia. Muchas
personas manifiestan que les causa temor esta decoración. “Las estatuas parece
que se salen y van a atacar”, confiesa con recelo Luis Cevallos, uno de los
moradores que pasea en el parque.
Sobre las paredes están grandes vitrales
que representan la vida de la Virgen María y de Jesús. En la parte superior de
las fachadas se hallan 24 círculos, en donde se colocarán los escudos de los
países de América. El último que fue ubicado es el de Colombia, como gesto de
fraternidad con Ecuador.
Hay más espacios por llenar. Algunos son
las acróteras que están alrededor de La Basílica. Son lugares que están
destinados para las figuras de los santos.
Así como la del Ecuador, se dice que “no
hay ninguna basílica terminada. Porque cuando se lo haga, se acaba el mundo”,
expresa el padre Cristancho, haciendo mención a una frase popular.
Desde el 2008, el antiguo Fondo de
Salvamento (Fonsal) inició el trabajo de recuperación de alrededor de 400
fichas de obras de arte colonial, que se hallan dentro de los conventos de La
Basílica.
El más antiguo es donde reside el
Gobierno de la Consagración de Jesús. Tiene el estilo de los conventos
antiguos, con un patio central y pasillos de piso de madera. Al subir un nivel
se ingresa a una capilla privada donde reposa el cuadro original del Sagrado
Corazón de Jesús del siglo XVI. La imagen la pintó Rafael Salas en Roma y
muestra que un rayo de luz sale del corazón de Jesús e ilumina el Ecuador.
A su alrededor, sobre las paredes, están
los cuadros de los protectores de la consagración entre los que se destacan a
Santa Mariana de Jesús, Felipe Neri y San Francisco de Sales. Ninguno de ellos
tiene nombre de autor.
En los costados resaltan dos pequeños
cuadrados que parecen ventanas. Tienen un fondo de metal dorado y guardan los
corazones de García Moreno y el Monseñor Checa y Barba, en un frasco cilíndrico
de vidrio. Al verlos se puede entender el significado de mantenerlos allí
guardados, pues ambos se entregaron a la Consagración y brindaron su apoyo.
El convento más moderno fue construido a
inicios del siglo XX y solo tenía dos pisos, que se ampliaron a seis. Allí
habitan nueve religiosos. Los pasillos tienen varios cuadros que fueron
elaborados en distintas épocas, como la pintura de Eva de Mideros o la imagen
de Santo Domingo Savio de Eloy Marco Suárez (1951).
Sin embargo, la mayor cantidad de obras
está en una recámara donde un cuadro de Eloy Alfaro y Juan Montalvo abren el panorama
de pinturas y figuras de distinguidos artistas de la Escuela Quiteña. El arte
de Caspicara, Miguell Vélez y Legarda están sobre estanterías que aguardan por
pinceladas que les dejarán volver a exponerse.
Hasta el momento se han restaurado 13
cuadros elaborados en el siglo XVII y en la Colonia. El padre Cristancho dice
que cuando finalice este proceso se las exhibirá en el mundo (El Comercio)
2.
Plaza del Teatro
El gran pasaje, centro comercial de estilo que
moderno, se incorporó al paisaje de la zona en la década de 1970 La imagen que
tiene el quiteño actual de la Plaza del Teatro es la de un espacio que combina,
al menos, 3 estilos urbanísticos. Por un lado están las edificaciones ubicadas
en los costados oriental y norte con el característico estilo heredado de la
Colonia y algunas de corte neoclásico, al igual que ocurre con la edificación
que hoy por hoy le da nombre al espacio: El Teatro Nacional Sucre. Sobre la
acera occidental, en cambio, y separado del conjunto por la calle Guayaquil, se
muestra un edificio de estilo moderno al que se conoce como El Gran Pasaje y
que funciona como un centro comercial desde la década de 1970.
Los usos y
el nombre del espacio, sin embargo, han variado a lo largo de la historia de la
ciudad, a la que ha estado unido.
La historia del sitio se remonta a mediados del
siglo XVI cuando en uno de sus costados habría funcionado un matadero donde se
sacrificaban a las reses para comercializar su carne en los alrededores. Es por
esto que muchas personas empezarían a tildar al lugar como ‘La Plaza de las
Carnicerías’. A inicios del siglo XVII, el Cabildo de la ciudad decide cerrar
las carnicerías civiles y construir un solo edificio estatal destinado a esas
labores, realizando así la primera ‘limpieza’ del sector y permitiendo de esa
manera la instalación de casas y mansiones señoriales cuyos dueños antes no se
atrevían a construir en las cercanías. En algunas de las primeras fotografías
captadas de la ciudad, se puede observar todavía la antigua edificación.
En el
libro Quito, guía de arquitectura, publicado en 2004, se indica que para 1763
el Ayuntamiento habría construido en el centro de la plaza, una fuente para el
uso común de los vecinos, entre ellos los comerciantes y moradores que no
disponían de agua en sus lugares de trabajo o viviendas. “Esta obra costaría
más de 1.000 pesos en materiales, jornales, herramientas, piedras sillares y
acueductos”, señala el texto. Luego de 23 años, el entonces presidente de la
Real Audiencia de Quito, José de Villalengua y Marfil, levantó en ese mismo
espacio una plaza de toros, en donde se realizaron varias corridas que
despertaban el interés de los amantes de la tauromaquia. Estas actividades se
desarrollaron más o menos regularmente hasta que, en 1867, el Congreso Nacional
de la época autorizó la construcción del actual Teatro Nacional Sucre en el
lugar.
La edificación del escenario se inició en 1879,
cuando gobernaba el país el dictador Ignacio de Ventimilla. La obra concluiría
en 1886, bajo el mando del presidente José María Plácido Caamaño. Su
inauguración ocurrió el 25 de noviembre de aquel año, causando gran impacto
entre la ciudadanía de la época. Desde entonces, el emblemático espacio cambió
su nombre a Plaza del Teatro. El edificio siguió un modelo de inspiración
europea, pues se trata de un teatro a la italiana. Es una de las salas de ópera
más antigua de Sudamérica, fue inaugurada antes que el Teatro de Cristóbal Colón
de Bogotá (1892), que el Teatro Amazonas de la ciudad brasileña de Manaos
(1896) y que el Teatro Colón de Buenos Aires (1908).
En el gobierno del presidente Galo Plaza Lasso,
el teatro fue cerrado para una primera reconstrucción y modernización, la cual concluyó
en 1952. En 1994, el edificio fue cerrado nuevamente para ser rehabilitado. Se
reinauguró a los 117 años de su primera apertura, el 24 de noviembre de 2003
con la presentación de la Ópera Rigoletto en coproducción con la Asociación
Pro-Lírica del Perú. Desde entonces la actividad artística que se desarrolla en
este escenario ha sido interrumpida. El 13 de noviembre de 2006 se estrenó allí
la primera ópera ecuatoriana, Manuela y Bolívar, del compositor Diego
Luzuriaga.(El Telegrafo,
2015)
3.
Iglesia San Agustín
La construcción del convento
de San Agustín se inició en el año de 1580 y fue concluida por el Arq. Juan del
Corral en 1650. Este convento al igual que otros se convirtió en un cuartel
militar en la época de la revolución liberal; todos los enfrentamientos
ocasionaron la destrucción de la decoración.
La construcción se basa en el
modelo andaluz ya que posee corredores alrededor del patio y una pila en el
centro.
El convento tiene en su
interior varios corredores compuestos por 9 columnas toscanas de capitel dórico
y 10 arcos de medio punto. Las paredes de este convento muestran una valiosa y
destacada galería en la que se pueden observar 39 lienzos de los cuales 25
pertenecen a Miguel de Santiago con su técnica del Claro-Oscuro en los que se
detalla la vida y milagros de San Agustín. Además hay 12 lienzos anónimos
atribuidos a la Escuela Quiteña del siglo XVII y 2 lienzos pintados por Luis
Cadena, artista quiteño del siglo XIX.
La iglesia está compuesta por:
CORO DE LAS IGLESIA DE SAN AGUSTÍN
Es la única parte original que
se conserva de la iglesia, tiene una bóveda de estilo gótico compuesto por
arcos ojivales; presenta colores oscuros y eso es lo que lo hace diferenciar de
los otros elementos de la iglesia porque todo fue refaccionado y modificado
luego del terremoto de 1878.
Dispone de una ventana
sencilla la cual permite la iluminación del coro,
adornado con una sillería tallada en madera de cedro. En la pared se puede
apreciar una serie de altos relieves que muestran a la Orden Agustina cada uno
de ellos separados entre sí por columnas labradas y doradas destacándose San
Agustín.
En el centro del coro se
levanta un hermoso e impactante órgano considerado uno de los mejores de Quito.
TORRE
Desde cualquier parte del
Convento se puede observar su torre, la más ancha de Quito, con una altura de
40 m. Sobre la cúpula descansa la imagen de San Agustín fue tallada en madera
en el siglo XX. Actualmente esta imagen ha sido sustituida por una de hormigón
armado con iguales características que la anterior.
SALA CAPITULAR
La Sala Capitular esta ubicada en el corredor
oriental, posee un piso hecho en ladrillo. El objetivo principal de su
construcción era albergar a la Comunidad Agustina, por este motivo la sillería
trabajada en
madera de cedro negro al natural, se dispone
alrededor de la sala; tiene capacidad de acoger a 150 personas. Este conjunto
de sillería presenta al estilo Barroco Español.
La decoración religiosa que se encuentra en esta sala
capitular se la denomina “Calvario”, es un trabajo realizado en madera y
cubierto con pan de oro. Posee tres esculturas realizadas por José Olmos alias
“Pampite”, estas obras son: San Juan Evangelista, la Virgen María y Cristo.
El techo es artesonado de estilo mudéjar de influencia
árabe; se puede observar varios lienzos de la Escuela Quiteña que representan a
obispos y mártires.
ATRIO Y FACHADA
El atrio labrado todo en piedra es diferente a los
otros atrios del Centro Histórico pues posee 5 gradas que descienden hacia la
puerta de entrada de la iglesia. En el ángulo de se encuentra una cruz de
piedra labrada que data del siglo XVII, donde se destaca un pequeño Cristo.
La fachada es toda de piedra y tiene 2 cuerpos
separados por una cornisa sostenida por ménsulas en cuyos intervalos se puede
encontrar las representaciones de los 4 evangelistas: un ángel (San Mateo), dos
águilas (San Juan), dos leones (San Marcos), y dos bueyes (San Lucas).
En el primer cuerpo se encuentra 2 pares de columnas
dóricas que sostiene el arco de medio punto que da lugar a la puerta principal
de la iglesia.
En el interior de este gran museo también encontramos
el famoso Museo de Miguel de Santiago.
Este museo posee tres salas, todas albergan
maravillosas obras las cuales son consideradas piezas únicas.
PRIMERA SALA
En esta sala se pueden
observar varias obras atribuidas a maestros de la Escuela Quiteña. El pintor
más relevante fue Bernardo Rodríguez ya que plasmó a los cuatro doctores de la
Iglesia que son: San Gregorio, San Agustín, San Ambrosio y San Jerónimo. Todas
estas magníficas obras fueron realizadas en lienzo y datan del siglo XVIII. La
característica principal de todas las obras es la utilización de los colores
rojo, azul, blanco y dorado.
Encontramos varias escultural
del siglo XVIII de autores anónimos; se caracterizan porque fueron talladas en
madera y policromadas, también se las cubrió con pan de oro y todas poseen ojos
de vidrio.
Además hallamos un Libro Coral
del siglo XVIII, elaborado en pergamino, con pinturas vegetales y escritura a
mano. Tiene una pasta de madera forrada de cuero.
SEGUNDA SALA
En esta sala encontramos varias obras pertenecientes a
los siglos XVII, XVIII Y XIX.
Durante el siglo XVII se utilizó el pan de oro para
decorar la vestimenta de las esculturas, tenían los ojos pintados y los rasgos
físicos eran sutilmente toscos. Como ejemplo se observa la escultura de San
Pedro.
En el siglo XVIII, las esculturas ya poseían ojos de
vidrio, el rostro de las esculturas era terminado con la técnica del encarnado
para darle brillo. La obra que se muestra es Cristo Resucitado.
En el siglo XIX se mezclan las dos técnicas, es decir
que se encuentran unas esculturas con ojos de vidrio y otras con ojos pintados.
En pintura se pudo observar varios cuadros elaborados
por Miguel de Santiago un ejemplo es: La Visita de Cristo a San Agustín.
TERCERA SALA
Encontramos un Cristo Yaciente del siglo XVII
traído de España, su característica particular es ser una sola pieza de madera
excepto el brazo derecho. Su tamaño es de una persona adulta.
Se observa claramente el dramatismo representado
por sus heridas, a su vez posee un rostro muy expresivo.
Los candelabros o tenebrarios son
verdaderas piezas de arte, tallados en madera con la representación más simple
sobre la muerte: un cráneo y un par de huesos cruzados. Su finalidad es
funeraria y es de uso exclusivo de la iglesia.
El convento de San Aguntín es una edificación llena de historia, el
cual muestra una riqueza única tanto de arte como de cultura. Este lugar mantiene
y conserva la esencia de lo que fue Quito en la época colonial.
4.
Plaza chica
Uno de los puntos emblemáticos para
conocer en Quito es la Plaza Chica, que se encuentra ubicada cerca de la
Plaza Grande en la Calle Guayaquil, junto al Pasaje Espejo de esta ciudad de
Ecuador.
Es una plaza de menor tamaño que la
popular Plaza Grande o también conocida como Plaza de la Independencia,
aunque es una zona donde los turistas y ciudadanos suelen pasear durante el día
y también durante la noche para disfrutar de sus encantos, sentarse en sus
bancos y aprovechar para ver los edificios antiguos de la zona.
A partir de 1968 fue cuando el diseño
que se realiza es el que se puede ver en la actualidad. Se pueden ver una serie
de rosetones en la memoria de Carlos de Montufar, Alexander Von
Humbodt y Aimé Bondpland, que fueron personajes de suma importancia a
nivel histórico para la ciudad de Quito. Es interesante destacar que es una
zona en la que nos encontramos con diferentes terrazas de los bares y cafeterías,
para pasar un rato agradable disfrutando con los mejores productos de la zona.
En los alrededores también es posible
ver diferentes iglesias y diferentes edificios antiguos, para que la visita por
la Plaza Chica de Quito sea completa y merezca mucho la pena. Es una zona donde
se puede dar un paseo durante el día y la noche a lo largo de todo el año. (Luis, 2016)
5.
Plaza grande
En el corazón del casco Colonial de
Quito se encuentra la Plaza Grande o Plaza de la Independencia
La Plaza Grande está compuesta por
cuatro edificaciones que representan los estamentos de la sociedad quiteña como
son: El Palacio Presidencial, Palacio Arzobispal, la Catedral de Quito y el
Palacio Municipal.
En cuanto al Palacio de Gobierno,
su estructura fue inspirada en el Palacio de las Tullerías en París, lo cual
fue un regalo del gobierno francés, en el siglo XIX. Como atractivo también se
encuentra el Palacio Arzobispal en
donde reside el Obispo de Quito, además de que actualmente cuenta en su
interior con un paseo en donde encontramos varios restaurantes, cafeterías,
tiendas artesanales, galerías y espacios para internet. La Catedral de Quito fue
construida entre 1562 y 1567 y es considerada la catedral más antigua en
América del Sur, por lo que se convierte en atractivo histórico al visitar la
Plaza Grande.
La Plaza Grande es el punto de encuentro
de los quiteños, que nostálgicamente recuerdan tiempos pasados. Además de estar
siempre llena de estudiantes que la transitan constantemente, ancianos que se
sientan para conversar a lo largo del día, vendedores informales que tratan de
ganarse la vida, además de los fotógrafos instantáneos que están pendientes de
los extranjeros que quieran guardar sus recuerdos de esta ciudad.
La constante movilidad de la Plaza
Grande permite ver una paisaje humano muy rico que está conformado por toda la
herencia cultural que posee Quito, por esto y por la belleza arquitectónica, al
situarse en medio de elevaciones y volcanes, ha sido denominado por la UNESCO
como Patrimonio Cultural
de la Humanidad.
“La ciudad de Quito deriva su actividad desde este núcleo, que aunque no fuera la primera plaza de la ciudad, se ha mantenido en el corazón de una comunidad, un espacio poseído por las personas y con el que se identifican”.
“La ciudad de Quito deriva su actividad desde este núcleo, que aunque no fuera la primera plaza de la ciudad, se ha mantenido en el corazón de una comunidad, un espacio poseído por las personas y con el que se identifican”.
En el centro de la Plaza de la
Independencia encontramos el monumento a los Héroes de la Independencia que fue
construido a inicios del siglo XX, el cual simboliza el triunfo de la República
frente a la colonia española. En él se depositan ofrendas florares cada 10 de
Agosto para recordar "El primer
Grito de la Independencia" por
próceres quiteños en el año de 1809, por lo que se le conoce a Quito como Luz
de América, pues es de ahí que parten la luchas en todo el continente por su
liberación de la colonia. En 1894 el gobierno de Luis Cordero encarga al
escultor italiano Luis Minghetti, cuyo proyecto se truncó por el ambiente
político de la época.
La Plaza Grande es un lugar donde se
reviven historias. Es el escenario de múltiples leyendas que son parte de la
cultura quiteña. Por ejemplo en la parte superior de la Catedral de Quito se
encuentra el Gallo de la Catedral. Cuenta la leyenda que este Gallo se
convirtió en el temor de los hombres que transitaban borrachos por la Plaza,
pues a uno de ellos, después de haberlo insultado, el gallo se bajó de la
Catedral para darle picotazos. Así también se encuentra el Palacio
Presidencial, el cual es posible visitar después de haberlo declarado
Patrimonio Cultural.
Alrededor de la Plaza Grande encontramos
también múltiples lugares, entre los que se encuentran restaurantes de comida
típica ecuatoriana, además de locales que se dedican a la venta de artesanías e
incluso en la planta baja del Palacio Presidencial, encontramos una barbería
que es recordada por su antigüedad y es el lugar donde confluye la gente que
requiere estos servicios que no han cambiado pese al avance de la tecnología.
Este sitio turístico del Centro de la
ciudad es un gran lugar para observar el flujo, color, humor y drama de la vida
de los quiteños. Además de ser un espacio histórico en el cual se han gestado
múltiples conflictos dentro de la vida política del país. (Quitoadventure)
6.
Municipio
El Palacio Municipal de
Quito es la sede del Municipio del Distrito Metropolitano
de Quito. Está ubicado en el lado oriental
de la Plaza de la Independencia,
en el Centro Histórico de
la ciudad, y sus características arquitectónicas modernistas intentan
vincularse con las construcciones historicistas que
le rodean.
Debido a la vetustez del edificio y la
falta de espacio, el antiguo Palacio Municipal del siglo XIX y varias casas
aledañas fueron derrocadas en el año 1962, durante la administración de Julio
Moreno, luego de lo cual el terreno de casi una manzana permaneció desocupado
por varios años. Con diseños de los arquitectos Diego Banderas Vela y Juan
Espinosa Páez, la construcción del nuevo edificio inició por orden del
alcalde Jaime del Castillo en
1970, apoyado por el empresario Carlos Mantilla Jácome, fundador de Diario El Comercio, en el que se convocó a un concurso público de diseños. El edificio fue
terminado durante la alcaldía de Sixto Durán-Ballén,
en el año 1973.
Las dependencias que el Palacio
Municipal de Quito alberga son, el Despacho del Alcalde Metropolitano,
los despachos de los 21 Concejales,
la Administración General, la Procuraduría Metropolitana, la Secretaría General
del Concejo y la Secretaría de Comunicación.
Entre el 16 y 18 de noviembre de 2016 el
palacio fue sede del funeral de Estado de Sixto Durán-Ballén, expresidente de la República y
alcalde de Quito, levantándose una capilla ardiente en el Salón de la Ciudad de
acuerdo al expreso pedido del difunto
7.
Catedral
La
Catedral de Quito, o Iglesia Museo Catedral Primada de Quito, es un templo
católico situado en la ciudad de Quito, provincia de Pichincha, al norte
de Ecuador.
Se
encuentra en pleno centro histórico de la ciudad, en el lado sur de la Plaza de
la Independencia o Plaza Grande.
Es la sede de la Archidiócesis Primada de Quito.
En
1995 fue elevada a Catedral Primada de Ecuador, lo que la convierte en el
templo católico de mayor jerarquía en el país.
La
primera iglesia fue levantada en 1535 con adobe y techo de paja, en una placa
colocada en la fachada de la calle Espejo se da cuenta del hecho. En 1562 fue
demolida para levantar un nuevo templo, a través de una minga en la que
participaron indígenas, españoles y soldados. La Catedral actual fue concluida
en 1567 y consagrada en 1572.
Tiene
dos entradas, una frente a la Plaza Grande y la otra en la fachada oeste hacia
la calle García Moreno.
Sobre
una de las cúpulas está colocada una veleta, conocida como “El gallo de la
Catedral”, motivo de una leyenda que dice que cobró vida para hablar a Don
Ramón Ayala, hombre adinerado, aficionado a la mistela.
La
Catedral de Quito está considerada de estilo gótico-mudéjar.
Nave
central
Órgano
de la Catedral
Es
de planta longitudinal y consta de tres naves en sentido occidente-oriente, y
una transversal en la parte posterior del altar mayor.
Púlpito de la
Catedral
Penitenciario
La
nave central tiene un artesonado en madera de cedro con influencia mudéjar. En
las enjutas se observan doce frescos del siglo XVIII, pintados por Manuel de
Samaniego y Bernardo Rodríguez .
Frescos de la
nave central
En
su altar mayor de estilo barroco destacan obras de la Escuela Quiteña. El
retablo mayor, tallado en madera y cubierto con pan de oro, corresponde a
Manuel Chilli-Caspicara. En su centro se encuentra La Coronación de la Virgen,
pintura en lienzo, de Manuel de Samaniego.
Altar Mayor
La
nave lateral derecha se abre en varias capillas secundarias con ricos
ornamentos y cúpulas en el techo.
La
Capilla de las Almas tiene tres cúpulas, la central tiene forma de óvalo y las
otras dos que se encuentran a los extremos son cúpulas de media naranja. En
ella se encuentra el retablo “La Negación de San Pedro”, que fue elaborado en
el siglo XVII por el Padre Carlos.
En
la Capilla de San Pedro se puede observar un gran retablo tallado en madera y
cubierto con pan de oro. En la parte superior se encuentra la imagen de San
Pedro, que posee ojos de vidrio y goznes.
La
Capilla de Santa Ana posee imágenes y esculturas de Santa Ana y de Jesús.
Cuenta con un retablo tallado en madera y cubierto con pan de oro que data del
siglo XVIII. Las columnas contienen querubines realizados por Manuel Chili.
Detalle
de la Capilla de Santa Ana
La
Catedral alberga el Mausoleo del Mariscal Antonio José de Sucre, donde
descansan sus restos mortales en una urna de forma circular tallada en piedra
andesita del Pichincha. Alrededor de ella se han dispuesto banderas de los
países por cuyas libertades Sucre luchó: Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y
Ecuador.
Mausoleo del
Mariscal Sucre
Cuatro
murales de Luis Mideros relatan los hechos históricos del héroe de la
independencia: La victoria o El día, La noche o La esclavitud, La Batalla del
Pichincha, y la Batalla de Ayacucho. Junto a ellos una imagen de la Virgen de
Nuestra Señora de la Merced, y la copia del sable de Simón Bolívar.
El
museo de la Catedral de Quito conserva una valiosísima colección de pinturas,
esculturas, retablos, murales, vitrales, piezas heráldicas y muebles, objetos
religiosos que incluyen crucifijos y relicarios, cálices y copones, alhajas y
coronas, y piezas arqueológicas.
La
Piedad. Atribuido a Caspicara. S. XVIII
Custodia
La
mayoría de estas piezas son obras de los maestros de la Escuela Quiteña.
La
Biblioteca guarda alrededor de mil textos, algunos del siglo XVI y una gran
mayoría de los siglos XVII y XIX. Conecta con la sala Capitular, donde se
encuentra la sala del Tesoro, que guarda las vestiduras de los obispos desde el
siglo XVII.
8.
Palacio de Carondelet
El Palacio de Carondelet es la
residencia tradicional de los Príncipes de Quito,
herederos de la corona, una vez que contraen nupcias. Debido a que en la
actualidad la princesa Catalina aún
vive con sus padres en el Palacio de El Ejido,
Carondelet es ocupado por los Príncipes de Almagro, primos del rey Antonio II.
Historia
Está ubicado en el Centro Histórico de
la ciudad de Quitburgo, frente a la Plaza Grande, y en
tiempos coloniales fue la sede del gobierno español en la Real Audiencia de
Quito. Refaccionado por el barón Luis Héctor de Carondelet, presidente de la
Audiencia a finales del siglo XVIII, recibió el nombre cuando Simón Bolívar
visitó el edificio tras la independencia de 1824 y comenzó a llamarlo de esa
manera, maravillado por el buen gusto del barón.
Al declararse el Imperio, en 1830, la
familia real convirtió a Carondelet en su residencia oficial mientras se construía
un nuevo edificio en las afueras de la ciudad. Se convirtió en el símbolo del
poder del Monarca y de las decisiones políticas más importantes, por lo que en
1832 hubo un intento de asalto por parte de un grupo de seguidores de la tesis
republicana conocidos como "los sapos", que contrariamente a lo
esperado, solo provocó la asignación de mayores recursos para la construcción
del nuevo Palacio debido a la inseguridad que representaba Carondelet.
Cuando la familia real se mudó a El Ejido,
Carondelet siguió usándose para ceremonias protocolares debido a que se
encontraba en pleno centro de la capital. Cuando la princesa María Teresa contrajo
matrimonio con Leopoldo de
Sajonia-Coburgo-Gotha y Kohary, ambos
invirtieron dinero de su propio peculio para refaccionar Carondelet,
rediseñando las antiguas habitaciones de la familia en el segundo piso y
convertiéndolas en salones protocolares. Ordenaron añadir dos pisos adicionales
en el ala Oeste del edificio, donde fueron dispuestos los Apartamentos Privados
con las habitaciones y salas familiares para la nueva pareja y sus seis hijos.
Entre 1865 y 1877 el Palacio fue ocupado
por la princesa María Antonia de Kohary, madre del esposo de la emperatriz
María Teresa. Tras su muerte se convirtió en la residencia del príncipe Leopoldo y
su esposa, la princesa Blanca de Orleans,
hasta su ascenso al trono en 1902, cuando el príncipe Antonio y
su esposa, la princesa María Teresa de Borbón,
lo convirtieron en su residencia oficial.
El 25 de enero de 1904 el Palacio fue
escenario del secuestro del príncipe heredero Antonio y
su familia, en represalia contra el secuestro del primer ministro liberal Eloy Alfaro por
parte de los conservadores que reclamaban su renuncia. Alfaro finalmente
fue depuesto por un acuerdo entre liberales y el Parlamento, que debió colocar
a Leónidas Plaza,
un liberal menos radical, en el Primer Ministerio, haciéndose el intercambio de
rehenes en la Plaza Grande el 2 de febrero. Los príncipes seguirían viviendo en
Carondelet hasta su ascenso al trono, en 1912.
En julio de 1915 fue asignado como sede
de la Academia de Literatura, y como tal permaneció hasta 1931, cuando se mudó
a su propio edificio. Durante esta época la biblioteca del Palacio fue
enriquecida sobre todo con libros de autores quiteños y latinoamericanos,
convirtiéndos e en la actualidad en la más importante colección del tema en el
mundo.
El Palacio permaneció desocupado entre
1931 y 1933, cuando el príncipe Leopoldo Alfonso y
su esposa, la princesa Beatriz de Borbón-Habsburgo-Lorena y
Battenberg decidieron redecorar las
estancias familiares del tercer y cuarto piso para convertirlo en su residencia
oficial, pero debieron abandonarlo con el golpe de Estado de José María Velasco Ibarra en
diciembre de 1936. La princesa María Cristina,
hija del nuevo emperdor títere que Velasco Ibarra había nombrado: Fernando de Braganza,
se mudó al Palacio en abril de 1937, y lo ocupó hasta su propio ascenso al
trono en 1948.
Entre 1949 y 1951 el edificio fue
habitado por el príncipe Fernando de
Habsburgo y Braganza, heredero de la
emperatriz María Cristina.
Sin embargo, tras la primera restauración Sucre, ocurrida en mayo de 1951,
Carondelet fue inmediatamente ocupado por la princesa Victoria Antonieta y
su esposo, el príncipe Guillermo de Wittelsbach,
quienes refaccionaron varios salones de la planta baja entre 1961 y 1966,
cuando fueron coronados como reyes de Quito.
Totalmente desocupado desde 1966, se
convirtió en el primer Palacio de Gobierno de la República de Quito,
al frente de la cual se encontraba el presidente Guillermo Rodríguez Lara,
que en 1973 movió la capital a la ciudad de Riobamba,
en donde construyó una nueva casa presidencial, aunque mantuvo su residencia
quitburguesa en los pisos superiores del ala oeste de Carondelet.
9.
Palacio Arzobispal
Según
señala el historiador Fernando Jurado Noboa, tras la fundación española de la
ciudad de Quito y el reparto de solares entre los conquistadores, Juan de
Ampudia habría recibido media manzana al norte de la Plaza Mayor, y ya que se
conoce que la mitad occidental de esta le pertenecía a Francisco Pizarro, se
deduce que Ampudia ocupaba el sitio del actual Palacio Arzobispal.
Ampudia se convirtió en el primer alcalde de la villa, y vivió en Quito apenas durante seis meses antes de partir el 1 de junio de 1535 con rumbo a la actual Colombia, donde encontraría un cruel final a manos de los indígenas que se vengaron de las sanguinarias costumbres que tenía éste conquistador. A pesar de ello Ampudia había dejado establecida la primera huerta de cebollas del actual territorio ecuatoriano, probablemente en la sección de su solar que hoy da a la calle Mejía, y que era regado por las aguas del canal incásico que bajaban desde La Merced.
Tras la partida de Ampudia, su gran solar fue entregado a Rodrigo Núñez de Bonilla y Martínez de Foix, quien entre 1535 y 1545 poseyó una de las primeras fábricas de tejas de la ciudad en el sector que desde entonces tomó el nombre de El Tejar. Para 1536 Núñez de Bonilla, que previamente había residido en otra casa, vivía ya en el solar que nos compete en este artículo, y para 1548 trajo a su esposa María de la Cueva y San Martín, una de las primeras mujeres españolas de la ciudad.
El 10 de abril de 1592 llegó a la ciudad de Quito el general Pedro de Arana, enviado desde Lima para sofocar la Revolución de las Alcabalas, y se alojó en la mansión mientras duró su estadía para llevar a cabo el sanguinario trabajo que se le había encomendado. En aquel entonces, es probable que la propiedad haya estado en manos de María de Riaño, viuda de Rodrigo Núñez de Bonilla y de la Cueva.
En 1606 la casa fue partida en dos por la viuda, quien entregó a su hijo Rodrigo la sección sobre la calle Venezuela, es decir donde hoy se encuentra el ingreso al Centro Comercial Palacio Arzobispal por el segundo patio. Mientras que la sección con frente a la Plaza Mayor se la entregó a su hija Clara como parte de la dote para su matrimonio con el extremeño Juan de Vera de Mendoza, valorándola en 10.000 pesos.
La casa perteneció a los descendiente de los Núñez de Bonilla por casi cien años, es decir que fue habitada por cuatro generaciones de la misma familia. Las descripciones de mediados del siglo XVII señalan que el terreno aún avanzaba hasta la actual calle Mejía con un gran huerto y jardines, que la mansión estaba ubicada con su frente hacia la Plaza Mayor y era de dos pisos con una terraza cubierta o loggia en la segunda planta, lo que la hacía una de las más suntuosas de la ciudad.
Ampudia se convirtió en el primer alcalde de la villa, y vivió en Quito apenas durante seis meses antes de partir el 1 de junio de 1535 con rumbo a la actual Colombia, donde encontraría un cruel final a manos de los indígenas que se vengaron de las sanguinarias costumbres que tenía éste conquistador. A pesar de ello Ampudia había dejado establecida la primera huerta de cebollas del actual territorio ecuatoriano, probablemente en la sección de su solar que hoy da a la calle Mejía, y que era regado por las aguas del canal incásico que bajaban desde La Merced.
Tras la partida de Ampudia, su gran solar fue entregado a Rodrigo Núñez de Bonilla y Martínez de Foix, quien entre 1535 y 1545 poseyó una de las primeras fábricas de tejas de la ciudad en el sector que desde entonces tomó el nombre de El Tejar. Para 1536 Núñez de Bonilla, que previamente había residido en otra casa, vivía ya en el solar que nos compete en este artículo, y para 1548 trajo a su esposa María de la Cueva y San Martín, una de las primeras mujeres españolas de la ciudad.
El 10 de abril de 1592 llegó a la ciudad de Quito el general Pedro de Arana, enviado desde Lima para sofocar la Revolución de las Alcabalas, y se alojó en la mansión mientras duró su estadía para llevar a cabo el sanguinario trabajo que se le había encomendado. En aquel entonces, es probable que la propiedad haya estado en manos de María de Riaño, viuda de Rodrigo Núñez de Bonilla y de la Cueva.
En 1606 la casa fue partida en dos por la viuda, quien entregó a su hijo Rodrigo la sección sobre la calle Venezuela, es decir donde hoy se encuentra el ingreso al Centro Comercial Palacio Arzobispal por el segundo patio. Mientras que la sección con frente a la Plaza Mayor se la entregó a su hija Clara como parte de la dote para su matrimonio con el extremeño Juan de Vera de Mendoza, valorándola en 10.000 pesos.
La casa perteneció a los descendiente de los Núñez de Bonilla por casi cien años, es decir que fue habitada por cuatro generaciones de la misma familia. Las descripciones de mediados del siglo XVII señalan que el terreno aún avanzaba hasta la actual calle Mejía con un gran huerto y jardines, que la mansión estaba ubicada con su frente hacia la Plaza Mayor y era de dos pisos con una terraza cubierta o loggia en la segunda planta, lo que la hacía una de las más suntuosas de la ciudad.
Finalmente
los hermanos Cristóbal y Clara Núñez de Bonilla y Riaño vendieron la mansión
familiar a la Curia el 14 de agosto de 1653. Es así como la esquina nororiental
de la Plaza Mayor pasa a convertirse en la mansión del Prelado de la Iglesia
católica, que primero había utilizado una vetusta casa adquirida por el primer
Obispo en 1550, y que se ubicaba en la esquina sur de lo que hoy es el
Palacio de Carondelet, y después en otra que quedaba en la esquina nororiental
del actual Centro Cultural Metropolitano, y que habían adquirido en 1619 para
destinarla a nuevo Palacio Episcopal.
A mediados del siglo XVIII, es decir cien años después de ser adquirido por el Obispado, se describe al Palacio Episcopal como más grande que el de la Audiencia, más capaz de albergar recepciones y mejor repartido. Entre 1750 y 1760 Mario Cicala señala que en el patio estaban las Cárceles de Corona, donde se colocaba los sacerdotes que habían cometido algún delito.
En 1775 se reformó por primera vez la mansión original de los Núñez de Bonilla, manteniendo siempre la loggia o terraza cubierta del segundo piso como elemento distintivo del palacio. El encargado del trabajo fue el arquitecto español Antonio García, que posteriormente también reformaría el Palacio de la Audiencia. García le confirió los primeros elementos neoclásicos al edificio, con los remates triangulares en los cuerpos laterales.
En 1830 se realiza la refacción del palacio que le confirió su aspecto neoclásico actual, llevado a cabo por Jean Baptiste Mendeville, que era Ministro de Negocios Extranjeros de Francia ante el Ecuador, y que ejercía su profesión de arquitecto a la par que la de diplomático. El francés no colocó zócalos en la fachada, como se estilaba entonces en la ciudad.
En 1831, pocos meses después de la separación de Ecuador de la Gran Colombia, se hospedó en el palacio el científico francés Jean Baptiste Boussingault, a quien le asignaron una de las habitaciones más suntuosas y con salida a la loggia o terraza con vista a la Plaza Mayor. Boussingault describió el edificio como una estupenda mansión, y a sus aposentos ricamente amoblados con una magnífica cama, algunos sillones y una mesa; mientras que su esclavo dormía en la Antecámara, donde él tomaba el desayuno.
El 20 de abril de 1835 Juan José Flores organizó un gran banquete en el Palacio Episcopal para recibir a su sucesor como presidente de la República, el guayaquileño Vicente Rocafuerte. El palacio alcanzó la categoría de Arzobispal sólo cuando la Diócesis de Quito fue elevada a Arquidiócesis el 13 de enero de 1848.
En 1836 se desprendió de la propiedad arzobispal la edificación ubicada en la esquina nororiental de la manzana, sobre las calles Venezuela y Mejía, y que había constituido la casa de la Fábrica de la Catedral (actual Mansión Eguiguren), y que fue vendida al hacendado imbabureño Carlos Vélez de Álava. Este hecho constituye la primera y única vez que el solar original de los Núñez de Bonilla se separó desde la fundación de la ciudad en 1534.
En el año 1860, el célebre Antonio Salas fue comisionado para pintar la serie de doce cuadros de Los Profetas en tamaño natural que se exhiben hasta la actualidad. En esa época, los delegados apostólicos del Papa vivían también en el palacio.
El 30 de marzo de 1877, mientras se encontraba en el Comedor del palacio, monseñor José Ignacio Checa y Barba sintió los primeros síntomas del envenenamiento con vino del que había sido víctima minutos antes mientras celebraba misa en la Catedral. El Arzobispo moriría en sus aposentos horas más tarde, causando un gran revuelo en la sociedad de la época y un capítulo aún debatido por los historiadores actuales.
En la época en que fue habitado por monseñor José Ignacio Ordoñez, el palacio se convirtió en un centro político importante, siendo el mismo Arzobispo uno de los fundadores del Partido Progresista en 1883, junto al ambateño Juan león Mera.
El 23 de julio de 1894 se inauguró en el palacio la Biblioteca del Clero, mientras que el 24 de julio de 1909 se fundó en sus salones la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos, presidida por el arzobispo Federico González Suárez y antesesora de la actual Academia Nacional de Historia. (Medina, 2013)
A mediados del siglo XVIII, es decir cien años después de ser adquirido por el Obispado, se describe al Palacio Episcopal como más grande que el de la Audiencia, más capaz de albergar recepciones y mejor repartido. Entre 1750 y 1760 Mario Cicala señala que en el patio estaban las Cárceles de Corona, donde se colocaba los sacerdotes que habían cometido algún delito.
En 1775 se reformó por primera vez la mansión original de los Núñez de Bonilla, manteniendo siempre la loggia o terraza cubierta del segundo piso como elemento distintivo del palacio. El encargado del trabajo fue el arquitecto español Antonio García, que posteriormente también reformaría el Palacio de la Audiencia. García le confirió los primeros elementos neoclásicos al edificio, con los remates triangulares en los cuerpos laterales.
En 1830 se realiza la refacción del palacio que le confirió su aspecto neoclásico actual, llevado a cabo por Jean Baptiste Mendeville, que era Ministro de Negocios Extranjeros de Francia ante el Ecuador, y que ejercía su profesión de arquitecto a la par que la de diplomático. El francés no colocó zócalos en la fachada, como se estilaba entonces en la ciudad.
En 1831, pocos meses después de la separación de Ecuador de la Gran Colombia, se hospedó en el palacio el científico francés Jean Baptiste Boussingault, a quien le asignaron una de las habitaciones más suntuosas y con salida a la loggia o terraza con vista a la Plaza Mayor. Boussingault describió el edificio como una estupenda mansión, y a sus aposentos ricamente amoblados con una magnífica cama, algunos sillones y una mesa; mientras que su esclavo dormía en la Antecámara, donde él tomaba el desayuno.
El 20 de abril de 1835 Juan José Flores organizó un gran banquete en el Palacio Episcopal para recibir a su sucesor como presidente de la República, el guayaquileño Vicente Rocafuerte. El palacio alcanzó la categoría de Arzobispal sólo cuando la Diócesis de Quito fue elevada a Arquidiócesis el 13 de enero de 1848.
En 1836 se desprendió de la propiedad arzobispal la edificación ubicada en la esquina nororiental de la manzana, sobre las calles Venezuela y Mejía, y que había constituido la casa de la Fábrica de la Catedral (actual Mansión Eguiguren), y que fue vendida al hacendado imbabureño Carlos Vélez de Álava. Este hecho constituye la primera y única vez que el solar original de los Núñez de Bonilla se separó desde la fundación de la ciudad en 1534.
En el año 1860, el célebre Antonio Salas fue comisionado para pintar la serie de doce cuadros de Los Profetas en tamaño natural que se exhiben hasta la actualidad. En esa época, los delegados apostólicos del Papa vivían también en el palacio.
El 30 de marzo de 1877, mientras se encontraba en el Comedor del palacio, monseñor José Ignacio Checa y Barba sintió los primeros síntomas del envenenamiento con vino del que había sido víctima minutos antes mientras celebraba misa en la Catedral. El Arzobispo moriría en sus aposentos horas más tarde, causando un gran revuelo en la sociedad de la época y un capítulo aún debatido por los historiadores actuales.
En la época en que fue habitado por monseñor José Ignacio Ordoñez, el palacio se convirtió en un centro político importante, siendo el mismo Arzobispo uno de los fundadores del Partido Progresista en 1883, junto al ambateño Juan león Mera.
El 23 de julio de 1894 se inauguró en el palacio la Biblioteca del Clero, mientras que el 24 de julio de 1909 se fundó en sus salones la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos, presidida por el arzobispo Federico González Suárez y antesesora de la actual Academia Nacional de Historia.
10.
Monumento García Moreno
(Guayaquil,
Ecuador, 1821-Quito, 1875) Político ecuatoriano. Nacido en el seno de una
aristocrática familia de propietarios latifundistas, se doctoró en
jurisprudencia por la Universidad de Quito. Participó en el movimiento
revolucionario que logró la deposición del presidente Juan José Flores y
el triunfo de la administración Roca en 1846. Cinco años más tarde comenzó su
primer período de exilio, cuando Flores ganó de nuevo la presidencia.
García Moreno fue presidente de Ecuador
en los períodos 1861-1865 y 1869-1875. Durante su mandato prosperaron las
grandes obras públicas y se reformó la enseñanza, pero impuso un régimen
autocrático, suprimió la libertad de prensa e instituyó tribunales
eclesiásticos. Su presidencia estuvo marcada por la proclamación de una
Constitución cuyo conservadurismo le valió ser llamada «carta de la
esclavitud», y por la virulenta persecución de los liberales; fue asesinado
durante una campaña desencadenada contra él tras su reelección en 1875.
Biografía
Octavo hijo del matrimonio formado por
Mercedes Moreno, guayaquileña, y Gabriel García Gómez, español, García Moreno
se crió en el seno de una familia tradicional emparentada con lo más selecto de
la sociedad local. Recibió la primera enseñanza en su hogar, de la mano de un
fraile mercedario de apellido Betancourt.
Cuando tenía 15 años, en septiembre de
1836, su familia decidió enviarlo al Convictorio de San Fernando en Quito, que
había sido secularizado recientemente por el presidente Vicente Rocafuerte y
rebautizado con el nombre de Colegio Nacional de la Universidad. Impartía
clases de latín en los cursos inferiores, por lo que se le concedió una beca
estatal, ayuda que fue bien recibida, pues en ese momento su situación
económica era un tanto precaria.
En 1838 se manifestó su precoz
inclinación religiosa: durante la estancia en Quito del obispo de Guayaquil (28
de octubre), recibió las órdenes menores; llevaba la tonsura y el cuello de
sacerdote, aunque no vestía sotana. Sin embargo, ese mismo año abandonó su
incipiente vocación eclesiástica y se dedicó por entero a los estudios para
comenzar, en 1840, la carrera de Derecho.
Gabriel García Moreno contrajo
matrimonio en dos ocasiones. La primera por poder, el 4 de agosto de 1846, a
los 25 años, con Rosa Ascásubi Matheu, miembro de una encumbrada familia de
terratenientes quiteños; ella murió el 18 de octubre de 1856. Sus opositores
políticos sospecharon que el propio García Moreno había matado a su esposa
suministrándole una sobredosis de láudano, pero la veracidad de tal supuesto
nunca se comprobó. A los seis meses de enviudar, se casó con Mariana Alcázar,
su sobrina política predilecta. Ambos matrimonios, por sus peculiares
características, suscitaron habladurías en la monacal ciudad de Quito, aunque,
pese a todo, su vida familiar nunca influyó de forma directa en su trayectoria
política ni en su gestión pública.
La pluralidad de facetas que ofrece
García Moreno a lo largo de su vida se pone de manifiesto ya en esos años:
doctor en Derecho desde 1844, entusiasta de la química y las matemáticas,
escritor prolífico, periodista en ciernes y político en la oposición,
demostraría además por entonces entusiasmo por el andinismo y la vulcanología.
El interés y formación en las ciencias exactas los profundizó años después con
sus dos viajes a Europa, en 1846 y 1855, particularmente durante este último,
cuando vivió cerca de año y medio en París.
En 1845, una vez consolidada la
Revolución Marcista, comenzó la participación directa de García Moreno en la
vida política nacional. Su primer nombramiento fue el de comisario de guerra en
la jurisdicción del Norte, y luego de regidor del Cabildo de Quito, en octubre
de 1846. En noviembre de 1847, el presidente Roca le nombró gobernador de
Guayaquil ante la necesidad de un hombre con determinación y autoridad suficientes
para imponer el orden frente a los crecientes ataques antifloreanistas. Entre
1849 y 1859, en cambio, se dedicó a atacar a José María Urbina,
que controló durante esos años directa o indirectamente la vida nacional. Fue
éste su período de exilios y, con ellos, de consolidación de su personalidad.
11.
Calle de las 7 cruces
Con una corta caminata por las calles y
plazas del Centro
Histórico de Quito, el visitante observará iglesias, conventos,
casas y edificios centenarios, construidos con barro y piedra canteada. Quito fue declarada
por la UNESCO en 1978 como Patrimonio
Cultural de la Humanidad
Según Juan Paz y Miño, cronista de la
ciudad, las construcciones coloniales se remontan a los tiempos de la
llegada de los españoles, a partir de 1534. Los colonos empezaron a
edificar la ciudad sobre el pueblo conquistado repartiéndose las tierras entre
ellos.
Los conquistadores levantaron el mayor
número de iglesias para aplacar las creencias de los indígenas, quienes se
apostaban en las afueras para escuchar al sacristán oficiar misa; las cruces de
piedra fueron colocadas paulatinamente durante décadas y siglos en la entrada
de cada iglesia.
La calle de las siete
cruces se fue perfilando conforme se rellenaban varias quebradas que
cortaban el sendero, de sur a norte se aprecia en un extremo
el Panecillo -antiguo templo del sol- y al otro lado el barrio
de San Juan -antiguamente el templo de la luna-.
Esta calle fue conocida desde entonces
como la calle de las siete cruces hasta el día en que tomó el nombre de Gabriel
García Moreno, en homenaje al extinto presidente conservador, asesinado a manos
de Faustino Lemos Rayos.
Dando la espalda al Panecillo, en sentido
sur-norte puedes visitar las siguientes cruces ubicadas en los atrios de
las iglesias del
centro histórico de Quito.
Primera
cruz: Hospital psiquiátrico San Lázaro
Donado a los jesuitas en 1587, más tarde
este lugar se lo dispuso para el albergue de pobres, desvalidos y huérfanos
posteriormente, en la era de la República, incorporaron un sección
psiquiátrica. En su capilla,
esquinera, se encuentra la primera cruz.
Desde este lugar, una escalinata
de piedra conduce al Panecillo, en quichua original se llamaba Yavirac.
Segunda
cruz: Arco de la Reina
La segunda cruz fue colocada en la
actual calle Rocafuerte, en el Arco de la Reina, un sitio que brindaba techo a
los devotos que se albergaban frente a la iglesia.
Su construcción fue autorizada por el
cabildo en 1726, los devotos se protegían de la intemperie debajo de esta
estructura construida con cal y canto, la pared es apoyada por dos pilares en
un extremo y un sócalo de piedra que sirve como base.
Conocido posteriormente como el arco del
triunfo, se dice que la devota Mariana de Jesús, desde su casa seguía la misa de
la capilla del arco de la Reina. En la actualidad, en este sitio funciona
el monasterio del Carmen Alto
y a la otra orilla el Museo de la
Ciudad con un enfoque museográfico y dinámico.
Tercera
cruz: Iglesia de la Compañia
La tercera cruz resalta en la puerta de
la fachada de piedra la Iglesia de la
Compañia de Jesús.
Ubicada en la calle Sucre, esta
fachada de estilo barroco y simétrico por su ondulación con un tallado curvo en
su columnas salomónicas, la construcción dentro y fuera de este templo reflejan
el trabajo artístico artesanal indígena conjugado con la obra de arquitectos y
escultores europeos. Los jesuitas iniciaron la construcción en 1605 y fue
concluida en 1690.
Cuarta
cruz: Iglesia del Sagrario
La cuarta cruz está en la entrada
de la iglesia El Sagrario.
Ubicada cerca de la calle Espejo, este
templo fue edificado en 1699. Era para uso exclusivo de los españoles y los
criollos. En sus paredes están colocadas varias placas que recuerdan algunos
hechos memorables para la ciudad.
Entre los acontecimientos históricos ahí
registrados están la proclamación de la Independencia de la República, en 1809.
Quinta
cruz: Iglesia de la Catedral
La quinta cruz se levantó en la entrada
de la iglesia La Catedral.
En la esquina de la calle Eugenio
Espejo, es considerada como la cruz mayor, La Catedral fue construida en
1535 con paredes de barro y la cubierta de paja,10 años después fue
nombrada La Catedral, en 1562 se la derribó para reconstruirla con bases de
piedra.
La construcción de la iglesia culminó en
1806, por obra del Presidente de la Real Audiencia, Barón Héctor de Carondelet.
Esta Cruz mayor fue consagrada con la
construcción de la Catedral en 1572.
Se afirma que la estatua de un gallo,
ubicada en los atrios de La Catedral, cobra vida para atacar a los hombres
borrachos que pasan por ahí y osan insultarlo en las noches o madrugadas.
Sexta
cruz: Iglesia de la Inmaculada Concepción
La sexta cruz resalta en el fondo
exterior de los muros blancos de la iglesia La Inmaculada Concepción
Ubicada en la esquina de la calle Chile,
fundada en 1577, allí funcionó el primer Monasterio de Quito, la construcción
tienen dos entradas una en la García Moreno y otra en la Chile su piso es de
piedra y al fondo se divisa atrio de madera. El claustro de la enfermería fue
restaurado obteniendo la mención bienal de arquitectura de Quito 2002.
Séptima
cruz: Iglesia de Santa Bárbara
La séptima cruz ubicada en la iglesia de Santa Bárbara en
la calle Manabí.
Fue edificada en 1550 emblema de
lucha del pueblo quiteño, fundada 1581 esta edificación se eleva respecto al
nivel de la vereda, fue ocupado por los agustinos y luego los jesuitas en 1892,
la cruz fue retirada y posteriormente fue reincorporada en el siglo veinte. (Goraymi)
12.
Iglesia del Sagrario
El jesuita napolitano Marcos Guerra fue
quien dirigió los trabajos de cimentación de la iglesia de El Sagrario. Para
1657 el Arq. Franciscano Antonio Rodríguez colaboró en los trabajos de
construcción de la capilla mayor.
En este templo se organizó la Cofradía
del Santísimo, razón por la cual comenzó a llamarse a la primera parroquia
establecida en Quito con el nombre de El Sagrario.
La construcción del templo fue iniciada
por el hermano Antonio Rodríguez y los trabajos duraron por un lapso de más de
veinte y tres años.
Dirección
Se halla ubicada junto a la iglesia de la Catedral Metropolitana.
Se halla ubicada junto a la iglesia de la Catedral Metropolitana.
Fecha
de Construcción
Construido entre los siglos 17 y 18, acorde al italiano renacentista en el estilo.
Construido entre los siglos 17 y 18, acorde al italiano renacentista en el estilo.
Descripción
Ubicada junto a la iglesia de la Catedral Metropolitana, ocupa el lugar donde en la época prehispánica existió una gran quebrada que los españoles llamaron de la Cava, la cual sirvió para construir la cimentación de la iglesia de Sagrario, con arcos y bóvedas que en el lado sur tienen una profundidad de catorce metros y en el lado norte de tres metros siguiendo el declive de la quebrada.
Ubicada junto a la iglesia de la Catedral Metropolitana, ocupa el lugar donde en la época prehispánica existió una gran quebrada que los españoles llamaron de la Cava, la cual sirvió para construir la cimentación de la iglesia de Sagrario, con arcos y bóvedas que en el lado sur tienen una profundidad de catorce metros y en el lado norte de tres metros siguiendo el declive de la quebrada.
Quebrada y estructura fueron rellenadas
hasta el nivel de la calle que se llamó de las Siete Cruces, hoy García Moreno
y sobre esta cimentación se construyeron los grandes muros que dieron a la
iglesia la forma basilical de tres naves, cubiertas en su parte central con
bóveda de cañón corrido, las laterales con cupulines y en el transepto una gran
cúpula que cubre el presbiterio y el altar, sobre los arcos torales, dado y
tambor. Conteniendo en su interior las figuras en pintura mural de los
arcángeles bíblicos.
Atractivos• El atrio, retirado de la calle, tiene en su piso piedras incas
reutilizadas. Su frontispicio de piedra fue construido en base a órdenes
clásicos utilizados en el renacimiento europeo, las bóvedas que se encuentran
en su interior del relleno que la quebrada fueron construidas en piedras y
ladrillos al igual que los pilares, muros, bóvedas y cúpulas de la iglesia,
toda la superficie de la cubierta es de tejuelo esmaltado.
• Los pisos que fueron
originalmente de ladrillo pastelero han sido reemplazados por tablones de
madera de chanul.
• Bautisterio que fue
construido fuera del cuerpo de la iglesia hacia el atrio colindando con la
iglesia de La Catedral, hacia el frontispicio existen el coro alto y debajo de
este la famosa mampara que fue tallada bajo el cuidado de Don Gabriel Escorza y
Escalante desde el 23 de abril de 1699 hasta el 2 de Junio de 1706 y dorada por
Bernardo de Legarda, existen además varios retablos barrocos cubiertos de pan
de oro. (ViajandoX.com)
13.
Museo Alberto Mena Caamaño
Las colecciones del museo son manejadas
en exposiciones temáticas temporales distribuidas en cuatro cuartos y un sitio
conceptual, que permitirán que el visitante entienda, interprete, refleje y
obre recíprocamente con lo expuesto y a través de la ruta por el Centro
Cultural Metropolitano de Quito saber los puntos históricos que ayuden a
reconstruir los hechos que sucedieron en el edificio.
La exposición permanente del museo
Alberto Mena Caamaño denominada "De Quito Ecuador" que se abrió en
noviembre de 2002, es un viaje desde el año 1.700 hasta 1.830, de Pedro Vicente
Maldonado al brote de la nueva república independiente que decidió en el nombre
de Ecuador.
Dirección
Av. José de Sucre 1147 y Sebastián de Benalcázar.
Av. José de Sucre 1147 y Sebastián de Benalcázar.
Fecha de Inauguración
El 3 de abril de 1.957, el Sr. Alberto Mena Caamaño donó al Municipio de Quito su colección de objetos de arte y documentos acumulados a lo largo de toda su vida. Dos años más tarde, el 9 de noviembre de 1.959 el Museo al ser inaugurado toma su nombre.
El 3 de abril de 1.957, el Sr. Alberto Mena Caamaño donó al Municipio de Quito su colección de objetos de arte y documentos acumulados a lo largo de toda su vida. Dos años más tarde, el 9 de noviembre de 1.959 el Museo al ser inaugurado toma su nombre.
Descripción
El museo es parte del Centro Cultural Metropolitano que a través de figuras de cera se recrean importantes episodios de la historia quiteña. Aquí se recrea lo sucedido el 2 de agosto de 1.810. Según la historia un grupo de patriotas quería liberar a sus compañeros detenidos en el Cuartel de la Real Audiencia, desde la fallida revuelta de agosto de 1.809
El museo es parte del Centro Cultural Metropolitano que a través de figuras de cera se recrean importantes episodios de la historia quiteña. Aquí se recrea lo sucedido el 2 de agosto de 1.810. Según la historia un grupo de patriotas quería liberar a sus compañeros detenidos en el Cuartel de la Real Audiencia, desde la fallida revuelta de agosto de 1.809
El 2 de agosto de 1.810 fue la fecha
señalada por los rebeldes para dar el golpe. Unos sometieron a los guardias,
otros soltaron a los presos, pero el plan falló y la represión de la soldadesca
fue brutal, hubo trescientos muertos en esa jornada heroica y trágica, los
soldados realistas arremetieron contra todo el que se les cruzaba.
Figuras de cera realizadas en 1.970 por
un artista francés reviven el momento dramático. Muestra como con actitud
estoica el prócer Quiroga espera la muerte sin inmutarse, mientras su verdugo
sostiene en la mano la espada con la que está listo para dar el corte fatal,
entre lágrimas y avemarías las hijas del patriota, de rodillas ante el soldado
imploran por la vida de su progenitor.
La reproducción de la matanza es la
mayor atracción del museo Alberto Mena Caamaño, faro de cultura que se levanta
en el edificio que durante la época colonial fue la Universidad San Gregorio
Magno gobernada por los Jesuitas. Escenas de vivo realismo reproducen el
ambiente quiteño en una época agitada en que las ideas nuevas originaron deseos
de emancipación.
Atractivos
• Arte Colonial: Muestra permanente del arte colonial y republicano.
• Arte Colonial: Muestra permanente del arte colonial y republicano.
• Arte Moderno: Muestra permanente del arte moderno ecuatoriano que
se basa en los trabajos que han merecido el premio anual de la pintura y
escultura "Mariano Aguilera".
• Muestras:
La muestra permanente histórica "de Quito Ecuador" que lleva al
visitante por una ruta desde Pedro Vicente Maldonado al primer grito de la
independencia, el martirio del 2 de agosto de 1.810 y culmina en el museo de
cera.
• Estatuas
de Cera: Se recrea la escena del 2 de agosto de
1.810 en figuras de cera inspirada en un cuadro de Cesar Villacrés y elaborada
por el francés Alexander Barbieri. Las estatuas están situadas en el mismo
lugar donde los próceres fueron asesinados por los militares limeños (ViajandoX.com)
14.
Centro Cultural Metropolitano
Ubicado en una de las construcciones
principales del centro, al costado sur del Palacio de Gobierno, el edificio del
Centro Cultural Metropolitano ha sido parte esencial de la vida de Quito desde
sus inicios, tanto en lo histórico como en lo cotidiano.
La edificación colonial nació en el
siglo XVII, se levantó junto con la famosa Iglesia de La Compañía de Jesús y
fue una dependencia más de la orden jesuita, la que erigieron para seminario y
más tarde para crear la Universidad San Gregorio Magno.
Esta edificación tuvo un sentido
educativo desde su creación. La Orden Jesuita fundó la Universidad San Luís en
estas instalaciones, luego se fusionó con la Universidad de Santo Domingo en el
siglo XVIII y así nació la Universidad Santo Tomás de Aquino. Para el siguiente
siglo, ya establecida la República, ésta última se transformó en la Universidad
de Quito y finalmente en el s. XIX se convirtió en la Universidad Central del
Ecuador. Este edificio también fue sede de la Escuela Politécnica Nacional en
aquel siglo.
El complejo arquitectónico inicialmente
construido por los jesuitas fue cambiando en el transcurso del tiempo y sus
espacios fueron usados para diferentes propósitos. Además de siempre contar con
una gran biblioteca. El edificio albergó cuarteles militares (tanto de soldados
reales y dragones como de militares de la naciente república ecuatoriana),
conventos, boticas, colegios, fábrica de tabacos, presidios, cafés, también
ciertos espacios funcionaron como Casa de La Moneda, Imprenta Nacional, Museo
Nacional y como sala de reunión para el Congreso Nacional.
En este lugar se educaron y enseñaron
varios personajes importantes en la historia y política de la región. Tenemos
al científico Charles La Condamine quien usó los laboratorios de la Universidad
San Gregorio para su investigación en conjunto con la Misión Geodésica
Francesa. Sobre todos, el ilustre Eugenio Espejo, pensador quiteño de ideas
libertarias y progresistas, cultivó y difundió su pensamiento en este edificio.
Él fue el encargado de la Biblioteca Pública donde editó el primer periódico de
la Real Audiencia de Quito: “Primicias de la Cultura de Quito”.
Lamentablemente, por su fuerte actividad política, Espejo terminó sus días
encarcelado en uno de los cuarteles vecinos a la misma biblioteca donde
trabajaba.
La Universidad Central del Ecuador
funcionó en estas inmediaciones hasta 1967, año en el que se mudaron a la
actual ciudadela. El resto del edificio lo usó el Municipio para algunas de sus
oficinas; excepto la biblioteca la cual hasta ahora funciona. El cabildo
trabajó aquí hasta 1997 cuando comenzó una restauración integral del edificio.
Finalizó en el 2000, año en el cual el edificio se convirtió en el actual
Centro Cultural Metropolitano, entidad dedicada por entero a la gestión
cultural.
En la actualidad, el Centro Cultural
Metropolitano convive con la remodelada Biblioteca Municipal, la cual es
poseedora de una amplia colección, en especial de libros antiguos que datan de
la época colonial en adelante, además ofrece acceso vía Internet a la red
municipal de bibliotecas para cualquier tipo de consulta.
El Centro Cultural Metropolitano de
Quito ofrece exposiciones temporales con gran regularidad de varios tipos de
arte: pintura, escultura, instalaciones, fotografía, etc. En los antiguos
cuarteles de la Real Audiencia de Quito, funciona el Museo Alberto Mena Caamaño
con su sala permanente “De Quito al Ecuador” donde, con figuras de cera, se
recrea la matanza del 2 de agosto de 1810 en el mismo lugar donde acontecieron
los hechos. Se encuentra abierto de martes a domingo de 9h00 a 16h30 con un
costo de $1,5 para adultos, $0,75 estudiantes universitarios y $0,50 para niños
y tercera edad.
La dependencia más importante y extensa
de este edificio es la Biblioteca Municipal, la cual cuenta con numerosas salas
y una gran colección de libros. (Quitoadventure)
15.
Iglesia de la Compañía
La Iglesia de La Compañía de Jesús,
conocida popularmente como La Compañía, es una iglesia católica situada en el
centro histórico de la ciudad de Quito,
en Ecuador.
Se trata de una de las obras más significativas del estilo barroco en la arquitectura sudamericana. Fue construida entre los años 1605 y 1765 y está inspirada en dos emblemáticos templos jesuitas romanos: II Gesú y San Ignacio.
Se trata de una de las obras más significativas del estilo barroco en la arquitectura sudamericana. Fue construida entre los años 1605 y 1765 y está inspirada en dos emblemáticos templos jesuitas romanos: II Gesú y San Ignacio.
El templo, por haber sido construido
durante 160 años y con diferentes arquitectos, emplea cuatro estilos
arquitectónicos: barroco (que predomina), mudéjar, churrigueresco, y
neoclásico.
Fue levantado por artistas de la Escuela Quiteña, quienes imprimieron su sello personal a través de representaciones de flora nativa y símbolos de los pueblos ancestrales.
Fue levantado por artistas de la Escuela Quiteña, quienes imprimieron su sello personal a través de representaciones de flora nativa y símbolos de los pueblos ancestrales.
La portada exterior está íntegramente
tallada en piedra andesita ecuatoriana. Se empezó a construir en 1722 bajo las
órdenes del padre Leonardo Deubler, pero la obra fue suspendida para luego ser
retomada en 1760 por el hermano Venancio Gandolfi, quien la terminó en 1765.
Tiene tres puertas. La central está rodeada por seis columnas salomónicas de cinco metros de altura, y las puertas laterales por dos pilares de estilo romano corintio.
Se organiza arquitectónicamente como un retablo que contiene en sus hornacinas las estatuas de San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, San Estanislao de Kostka, San Luis de Gonzaga, San Francisco de Borja, San Francisco de Regis, los apóstoles Pedro y Pablo, y los Corazones de Jesús y María.
Portada
de La Compañía
La Iglesia de La Compañía de Jesús se
orienta de este a oeste y su planta es de cruz latina. La principal
característica de su decoración interior son las barrocas formas en madera de
cedro tallada, policromada y bañada con pan de oro de 23 quilates sobre fondo
rojo.
Nave
central
Detalle del interior
La nave central mide 58,5 metros de
largo por 26,52 metros de ancho.
Interior de La Compañía
Interior de La Compañía
La
cúpula, que corona el crucero, es magnífica
por sus proporciones y ornamentación.
Cúpula
central
Tiene 27 metros de altura y está
finamente decorada con pinturas, adornos y medallones elípticos, dentro de los
cuales se ha representado la imagen policromada de los cuatro evangelistas.
A los dos extremos del crucero se
levantan los retablos de San Ignacio y San Francisco Javier.Las naves
laterales, menores en anchura y altura, están enriquecidas con pequeñas
cúpulas.
Albergan seis retablos. Los de la nave norte están dedicados a San José, El Calvario y San Luis Gonzaga.
Albergan seis retablos. Los de la nave norte están dedicados a San José, El Calvario y San Luis Gonzaga.
Mientras que los retablos de la nave sur
se ofrecen a Nuestra Señora de Loreto, La Inmaculada y San Estanislao de
Kostka.
La capilla de Santa Mariana está situada
al lado sur del Presbiterio. La preside una estatua de la santa realizada en
España, y se encuentra decorada por varios lienzos sobre su vida atribuidos a
Joaquín Pinto.
El Retablo Mayor, realizado en 1735, es
obra del coadjutor alemán Jorge Vinterer, en la que actuó como dorador el artista
quiteño Bernardo de Legarda.
Retablo
Mayor
Tiene tres cuerpos superpuestos y el
elemento fundamental de su composición son las columnas salomónicas.
En el nicho principal se encuentra el
conjunto escultórico de la trinidad, mientras que los nichos laterales
contienen las figuras de los santos fundadores de las órdenes religiosas como
San Francisco de Asís, Santo Domingo de Guzmán, San Agustín, San Luis Gonzaga,
Santa Mariana de Jesús y San Ignacio de Loyola.El púlpito tiene forma de cáliz
y contiene pequeños rostros de ángeles, figuras de la mitología griega, los
cuatro evangelistas, y el niño Cristo Redentor, de origen Europeo.
Tenía una función acústica debido a que su cátedra funcionaba como una especie de caja de resonancia natural en donde la voz del sacerdote se escuchaba en toda la iglesia.
Tenía una función acústica debido a que su cátedra funcionaba como una especie de caja de resonancia natural en donde la voz del sacerdote se escuchaba en toda la iglesia.
Púlpito
En el coro de la iglesia se encuentra el
órgano, fabricado en Estados Unidos en 1889. Posee 1.104 tubos.
Órgano
El templo se complementa con magníficas
obras de platería y orfebrería, grandes espejos, cortinajes, lujosos
ornamentos, esculturas y pinturas al óleo.La iglesia alberga una variada
pinacoteca entre óleos y pintura mural. Destacan el cuadro del Milagro de la
Dolorosa y los cuadros del Infierno y del Juicio Final, ambos atribuidos a
Hernando de la Cruz. La Fundación Iglesia de la Compañía de Jesús fue
creada con el propósito de preservar, mantener y difundir la riqueza artística
y cultural de la Iglesia de la Compañía de Quito. Su trabajo se orienta al
conocimiento y disfrute de este legado cultural, artístico y religioso de los
quiteños (FICJ). (Lageoguia)
16.
Iglesia de San Francisco
En el gris de la fachada de la iglesia
de San Francisco, dos rostros infantiles con los ojos bien abiertos y de color
rojizo, captan la atención. Los querubines están en las esquinas, sobre el
portón principal. Con las mejillas sonrojadas y pequeñas alas, los querubines
ya no esconden su forma y color a los devotos y visitantes. Después de 11 meses
de trabajos de restauración y conservación de la fachada de la iglesia, los
detalles y formas que se descubrieron recuerdan leyendas y cuentos de la
ciudad. En las esquinas y surcos de las figuras, saltan a la vista vestigios de
un pasado dorado que recubre las piedras. En el proceso de limpieza, los
técnicos y restauradores encontraron restos de pan de oro. Las figuras del
Padre Eterno, San Pedro, San Pablo, los querubines y varios elementos
decorativos tenían tres capas de pan de oro. Detalle desconocido hasta antes de
que concluya la restauración. Ahora, los tonos dorados brillan sobre las viejas
esculturas. Las estructuras de piedra también se sometieron a trabajos de
conservación y restauración. El paso del tiempo evidenció el deterioro de la
fachada: el color de la piedra se opacó, la vegetación creció sobre las
cornisas y las figuras parecían perder forma.
La fachada es una mezcla de los órdenes
griegos con volutas que anuncian el barroco, pirámides truncas coronadas con
esferas, sillares almohadillados y otros en puntas de diamante. Se disimulan
las columnas estructurales con franjas de piedra sin tallar. Mezcla, adiciones
y supresiones de elementos muestran el sofisticado estilo manierista que Rique
extrajo del tratado de arquitectura de Sebastián Serlio».
Influencias españolas e italianas, y el
manierismo como acento, son algunas de las más acusadas en la fachada de San
Francisco, expresando también proyectos de artistas que en ese momento tenían
especial preponderancia en el ámbito europeo. (El comercio,
2012)
17.
Personaje Fray Jodoco Ricke
HISTORIA
El monumento fue ordenado en 1931 por el
Municipio de Quito para rendir homenaje a fray Jodoco Ricke, sacerdote belga
que llegó a Quito en 1534 y fundó el Convento de la Conversión de San Pablo,
mismo que más tarde se convertiría en el de San Francisco que conocemos hasta
la actualidad. Fue, además, el encargado de traer y sembrar las primeras
semillas de trigo que crecieron en las tierras del actual Ecuador, así como de
levantar la primera cervecería del territorio y propiciar el nacimiento de la
célebre Escuela Quiteña de arte.
El trabajo fue comisionado al hábil
escultor ibarreño Luis Mideros, hermano del también célebre pintor Víctor
Mideros, y quien trabajó en el encargo a la par que esculpía la bellísima
Puerta de La Circasiana que hoy se exhibe en el parque El Ejido, pero que
originalmente fue el ingreso al palacio de los Condes de Casa Jijón, en la
avenida 10 de Agosto y Colón.
La escultura fue inaugurada el martes 9
de Agosto de 1932, siendo colocada en la esquina noroccidental de la plaza de
San Francisco, junto a la escalinata norte que da acceso al convento y al
templo que siglos atrás fundó el mismo Ricke. La elección del lugar y la
construcción del pedestal fueron encargadas a Emilio Alzur Espinosa, arquitecto
de la Dirección de Obras Públicas del Municipio de la ciudad.
Tras una vandalización del monumento, la
escultura original de Mideros debió ser cambiada por una copia de similares
características, aunque se cambió el detalle de la capucha que cubría la cabeza
del sacerdote, dejándolo sin ella para que se pudiera apreciar mejor el rostro.
La escultura representa al sacerdote
Jodoco Ricke ataviado en su sotana de franciscano, con el característico cordón
anudado que cuelga de la cintura. Mideros lo presentó originalmente
encapuchado, pero la versión actual prescindió de ese detalle para mostrar
mejor el rostro del homenajeado.
Ricke aparece representado como el
sembrador del primer trigo en las tierras del actual Ecuador, esparciendo la
semilla que florecerá y tras la cosecha se convertirá en pan. Junto a él
se encuentra el jarrón en el que se dice transportó estas semillas desde
Europa, mientras contra su pecho sostiene un haz de espigas.
Mideros fue un hábil escultor que se
destacó por su combinación del estilo neoclásico con los primeros rasgos del
modernismo, por lo que sus obras suelen ser fácilmente identificables y con
características propias como el detalle en rostros y formas de los cuerpos,
pero acompañado de líneas más abstractas en las vestimentas por ejemplo. (Medina, Los
ladrillos de Quito, 2018)
18.
Museo Fray Pedro Glocial
En 1934, con los festejos del IV
centenario de la fundación de Quito, en el Convento Máximo de San Francisco se
exhibe, por primera vez, una exposición de las obras de arte de la Comunidad
Franciscana en los locales del claustro principal.
Pero el Museo de San Francisco tuvo su
origen, de manera jurídica, en la Asamblea Nacional Constituyente de 1945,
cuando formuló y expidió la Ley del Patronato Artístico. Gracias a esa ley se
devolvió a la Comunidad los locales ocupados por el Cuartel de la Guardia
Civil, y se le impuso la obligación de organizar en ellos, Museos de Arte Religioso.
En 1950 se instala de manera oficial el
primer museo abierto al público en general, el mismo que atiende hasta 1983,
fecha en que inicia la intervención del mismo con el Convenio Ecuador-España,
el cual le dará un nuevo formato y propuesta.
En 1995 se entrega a la Comunidad
Franciscana y al público las primeras cuatro salas de Museo, y una galería en
la crujía occidental del Claustro secundario, completándose aproximadamente 500
m2 de área visible, debiendo anotarse que esta superficie se duplicará al
concluir la intervención, constituyéndose con la muestra presentada a esa
fecha, en un museo de Arte Religioso de significativo valor en el Ecuador.
Se realizó un importante trabajo en la
restauración del artesonado mudéjar del coro y hasta ese año se han intervenido
más de 500 obras de arte. Se había concluido con la rehabilitación integral de
los jardines del Claustro Principal y se encontraba en ejecución los jardines
del Claustro del Museo, obras de la Escuela Taller San Andrés.
Para 1995, ya se había concluido y
complementado las investigaciones de carácter histórico y arqueológico que se
realizaron paralelamente a la ejecución de obras de restauración arquitectónica
y de conservación de bienes muebles, iniciadas en 1983, anotando resultados muy
importantes para el conocimiento de la historia ecuatoriana.
Los últimos años se dedican a la
realización de obra en las galerías del Segundo Claustro, para la instalación
técnica del Museo. Para el montaje definitivo de la obra fue importante y
necesario abordar un estudio definitivo de la museografía y museología, para lo
cual se contrató profesionales en estas áreas. En obra arquitectónica se han
intervenido en algo más de 10.000 m2.
En el mes de agosto del 2001, en el
Capítulo Local de la Comunidad Franciscana se decide, previa petición del Padre
John Castro, en calidad de Director del Museo de San Francisco, cambiar el
nombre del Museo por el de “Museo Franciscano Fray Pedro Gocial”, en honor al
hermano lego Pedro Gocial, comúnmente conocido como “Fray Pedro Pintor” en las
Actas del Cabildo Municipal de Quito; fue primer franciscano flamenco pintor
que tuvo Quito. Es el iniciador y guía del innumerable grupo de pintores y
artistas que florecieron en la Real Audiencia. En el Colegio enseña la pintura
y a iluminar libros de oro en pergamino. Esto lo sabemos por el testimonio del
dominico Fray Reginaldo de Lizárraga quien lo conoció en Quito en el año de
1560.
Con la tercera entrega e inauguración
oficial del Museo, realizada el jueves 18 de abril del 2002, están abiertos al
público más de 1.000 m2 de área visible de Museo (8 salas de exposición y 3
galerías), en el que se expone alrededor de 300 obras de gran calidad,
constituyéndose en el más importante Museo de Arte Religioso del Ecuador en su
género y uno de los más importantes de América, por el gran contenido de obras
artísticas de la Escuela Quiteña y de otros bienes patrimoniales.
Se han intervenido más de 1.300 obras de
arte y en alrededor de 405 m2 de pintura mural, con la participación de
técnicos ecuatorianos y españoles del más alto nivel y hoy los técnicos
formados en San Francisco están restaurando otros monumentos ecuatorianos de
primer orden y forman parte de instituciones locales importantes como el
Municipio de Quito. (MVSEO FRAY PEDRO
GLOCIAL)
19.
Casa Gangotena
Casa Gangotena es un lugar para que
usted se sienta completamente a gusto leyendo sobre la historia de la ciudad en
el ecléctico patio de palmeras, relajándose en el acogedor bar o viendo la
puesta de sol sobre el icónico horizonte de Quito desde la terraza panorámica,
como lo hiciera la familia que antaño habitó esta hermosa mansión.
Creemos en ser representantes de la
hospitalidad ecuatoriana, invitándole a que disfrute del hotel a su manera
mientras proveemos un servicio intuitivo y natural de nivel internacional. Y
qué mejor que disfrutar de esta hospitalidad dentro de un escenario de estilo
neoclásico, arquitectura Art- Deco, y diseño interior contemporáneo enriquecido
de bellas antigüedades, elegantes muebles y comodidades esenciales.
Historia
de Casa Gangotena
En 1534, tan pronto llegaron los
españoles a la capital norteña del Imperio Inca, las órdenes religiosas
comenzaron su tarea de adoctrinar los corazones y las mentes de la población
local. Fue así como la Orden de los Franciscanos ocupó todo el lado oeste de la
gran plaza.
Dada la importancia de la Plaza San
Francisco en los siglos siguientes, muchas familias pudientes establecieron sus
casas a su alrededor. Lamentablemente, en 1914 un calamitoso incendio destruyó
gran parte de la casa.
En 1924, la familia Gangotena, dueños de
la mansión en ese tiempo, encargaron la reconstrucción del edificio al
arquitecto italiano Antonio Russo. Pocos años después, Casa Gangotena fue
incluida en el inventario del Patrimonio Cultural de la Ciudad. La familia mantuvo
la icónica propiedad hasta finales de la primera década del nuevo milenio,
cuando los nuevos propietarios la compraron con el afán de convertirla en un
hotel boutique de talla mundial.
La terraza panorámica del tercer piso
ofrece una vista inigualable de los majestuosos volcanes que rodean la ciudad.
Además, el hotel tiene una ubicación privilegiada en el Centro Histórico, lo
cual permite a sus huéspedes apreciar toda la belleza del casco colonial de
Quito, una joya cultural y arquitectónica que en 1978 fue declarada como la
primera ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. (Casa Gangotena)
20.
Museo del Alabado
Casa del Alabado – Museo de Arte
Precolombino es una institución cultural de carácter privado cuyo objetivo
primordial es contribuir al desarrollo de la cultura en Ecuador, realizando
funciones educativas, sociales y de investigación. El museo custodia un
patrimonio arqueológico de aproximadamente 5 000 piezas provenientes
de la mayoría de sociedades que habitaron el territorio ecuatoriano en el
pasado. La exposición permanente busca que el visitante descubra la magnitud
del pensamiento y la cosmovisión indígena americana, así como la riqueza
estética de las piezas que las ejemplifican.
La Casa del Alabado ocupa el espacio
histórico de un inmueble colonial del siglo XVII ubicado en el Centro Histórico
de Quito, entre los conventos y plazas de San Francisco y Santa Clara. En
el año 2002 se empezó a gestar la idea de crear un museo de arte precolombino
ecuatoriano, el cual pueda convertirse en un espacio lúdico de reflexión y
encuentro de ciudadanos de diversos lugares del planeta.
La colección tiene como origen el
generoso desprendimiento de filántropos ecuatorianos, quienes decidieron donar
sus colecciones y de este modo poner en uso social el maravilloso patrimonio
cultural que venían resguardando alrededor de cinco mil piezas dan vida al
Museo, cubriendo el amplio espectro de la historia precolombina ecuatoriana,
desde los 5000 ANE hasta la época de dominio Inca. El criterio que guía a la
colección es el estético, caracterizándose en su conjunto por la armonía de las
formas, la originalidad del diseño, la fiel representación del entorno y la
abstracción de la naturaleza.
Lo esencial de la museografía ha sido
concebir cada temática, desde el caos inicial del Inframundo hasta el
Supramundo. Desde las sombras hasta las claridades, la luz que nos da la vida y
que noche tras noche desciende al mundo de acestros para reaparecer nuevamente
al día siguiente. El juego museográfico conduce al visitante por los
mundos precolombinos, siendo el hilo conductor la cosmología, desde mundos
primordiales hasta aquellos de mayor y compleja elaboración. Dos lecturas han
sido propuestas en esta puesta en escena. La primera es una interpretación
arqueológica a partir de estudios científicos, esta lectura resume el contexto
de los mundos que se visitan. La segunda lectura es más sensible, en ella se
intercalan textos poéticos y filosóficos, los cuales son acompañados con
sonidos primordiales y música ancestral. La museografía del Museo de Arte
Precolombino Casa del Alabado fue realizada por la empresa METAPRAXIS. (Quito, 2015)
21.
Museo del Carmen Alto
Desde 1653 la vida de las hermanas
Carmelitas Descalzas transcurrió en absoluto retiro dentro del Monasterio del
Carmen Antiguo de San José, antigua casa de Santa Mariana de Jesús, ubicado en
el Centro Histórico de Quito.
El 5 de diciembre del 2013, por primera
vez, los claustros más antiguos del Monasterio, aquellos en los que se dice
habito santa Mariana de Jesús, se abren como museo al público en general con la
finalidad de mostrar el patrimonio artístico, histórico y espiritual carmelita.
El Museo del Carmen Alto, expone en
todas y cada una de sus salas obras de arte inéditas, a la vez que es un
espacio que permite compartir experiencias educativas, espirituales y
constructivas. (Alto, 2015)
Dirección: García Moreno y Rocafuerte (Junto
al Arco de la Reina),
Telf.: (593-2) 2881 513 / 2955-817
22. Escultura Mariana de Jesús
La Fundación Museos de la Ciudad a
través del Museo del Carmen Alto, abre sus puertas a la sala del Coro Alto a conocer más detalles de la vida de
“Marianita de Jesús” al conmemorarse los 372 años de fallecimiento de la santa
quiteña.
La Sala del Coro Alto, espacio de este
museo que, según la tradición carmelita, se dice que en ese lugar de la casa,
santa Mariana de Jesús, efectuó sus penitencias y ejercicios espirituales, se
pueden observar los diferentes objetos relacionados con esta célebre mística
quiteña como el retrato de la santa atribuido a su confesor Hernando de la Cruz
o la Cruz Relicario, por citar algunos objetos presentes en la sala.
Cabe mencionar que Mariana Paredes y
Flores, más conocida como santa Mariana de Jesús, fue una beata quiteña que
nació el 31 de octubre de 1618 y falleció el 26 de mayo de 1645, quien dedico
gran parte de su vida a efectuar “ejercicios espirituales que le permitieron
alcanzar un estado de elevación espiritual, hecho que le accedió a ser
santificada en 1950 por el Papá Pio XII y declarada heroína nacional por la Asamblea
Constituyente de 1946. (LaPrensa, 2017)
23.
Arco de la Reina
En la García Moreno y Rocafuerte, se
encuentra el Arco de la Reina. El Arco (en realidad son dos arcos construidos
de cal y canto) une a la iglesia Carmen Alto con el antiguo Hospital San Juan
de Dios, que actualmente es el Museo de la Ciudad. Fue construido en 1726 para
proteger de la lluvia a los indígenas devotos de la iglesia que escuchaban misa
en la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles (ubicada frente a la iglesia).
Fue nombrado en homenaje a la primera santa ecuatoriana, Mariana de Jesús, que
atendía la misa también desde la capilla. (Gangotena, 2016)
24.
Museo de la ciudad
En 1998, abre sus puerta el Museo de la
Ciudad como un espacio de encuentro para el diálogo, la reflexión y el debate
intercultural e intergeneracional, a través de las diferentes temáticas
desarrolladas en sus exposiciones y de la programación artística y cultural
anual. Además, aporta al desarrollo de las comunidades y promueve el
reconocimiento y revalorización de los patrimonios culturales vivos del Distrito
Metropolitano de Quito.
El Museo de la Ciudad ocupa las instalaciones del Antiguo Hospital San Juan de Dios, el edificio civil más antiguo de Quito, institución que funcionó por más de 400 años, desde 1565 hasta 1974, como hospital y espacio de acogida. El antiguo hospital San Juan de Dios fue restaurado y en 1998 se rehabilitó para convertirse en uno de los museos más importantes del país y cuya edificación cumplirá 450 años en 2015.
En sus instalaciones, mantiene una exposición permanente sobre los procesos sociales e históricos de la ciudad. Además, cuenta con espacios abiertos al público donde se afianza la relación con las comunidades. Una invitación para vivir una nueva experiencia en cada visita.
25.
Iglesia de Santo Domingo
La valiosa obra de Santo Domingo fue
construida por los dominicanos a partir de 1580, bajo la dirección del
Arquitecto Francisco Becerra y culminó a principios del siglo XVII. Esta
edificación posee un museo repleto de obras extraordinarias en las que se destacan
las pinturas alusivas a los mártires de la orden de Santo Domingo. Además las
piezas de arte como la Virgen de Legarda, elaborada por el escultor Bernardo
Legarda, dan muestra del reconocible trabajo de artistas de la Escuela de
Quito.
La iglesia de Santo Domingo y su
monasterio representan una de las estructuras religiosas más importantes de
Quito. Su historia está marcada de fortunas. Una de ellas inició en 1880 con la
llegada de un grupo de sacerdotes italianos quienes iniciaron un proceso de modernización
que incluyó cambios estéticos en el templo. Por un lado cambiaron su color,
modificaron los retablos barrocos y sus temas pictóricos. Por el otro, sus
reformas neoclásicas respondieron a una nueva idea cultural traída desde
Europa.
Sus atractivos constituyen un legado
monumental que reflejan el nivel artístico de la época. En la iglesia se
encuentra una admirable escultura de la Virgen del Rosario, la cual fue traída
de Sevilla. En 1586 un habilísimo fraile esculpió y pintó obras importantes para
la decoración de la iglesia y para el inventario de las importantes piezas del
museo. Fue Pedro Bedón, a quien se le atribuye la fundación de la Escuela
Quiteña de pintura. Dentro de sus obras, que aún se pueden apreciar, se
encuentra el óleo de San Nicolás de Tolentino, el altorrelieve del Beato
Reginaldo recibiendo su escapulario de dominico policromado en oro.
En el museo dominico se pueden admirar
las obras de Diego Robles, autor de las imágenes de la Virgen de Guápulo y la
del Quinche. Su altorrelieve de San Pío V y San Antonio de Florencia
representan unos de sus más importantes trabajos para la iglesia de Santo
Domingo. Igualmente, el museo se enriquece con fabulosas piezas de los grandes
escultores quiteños, como el Santo Domingo de Guzmán del Padre Carlos, el San
Juan de Dios de Caspicara, el Santo Tomás de Aquino de Bernardo Legarda.
El museo alberga relevantes expresiones
artísticas de la devoción de la clase popular de Quito. Entre ellas se
encuentra la Virgen de la Leche, virgen mestiza de rasgos pronunciados; la
Virgen y San José aguardando el sueño del niño. (Armijo, sf)
26.
Museo Fray Pedro Bedon
Actualmente cerrado por re-adecuación,
puesta en escena y conservación de sus espacios
Dirección: Flores 150 y bolívar (plaza
de santo domingo)
Horario: Lunes a viernes 09h15 a 13h00 y
14h00 a 16h30
Sábado 09h00 a 13h00
Precios: Adultos 1,00 usd/estudiantes y
adultos mayores 0,50 usd
Extranjeros 2,00 usd
Historia
En 1541 llegó a quito el primer grupo de
frailes dominicos. Levantaron su edificación en el sitio conocido como la
loma grande. Fue simple y de tierra y paja. En 1581 el arquitecto español
francisco becerra, tomó a su cargo la edificación del actual convento máximo
santo domingo.
Durante el siglo xix friles italianos
modificaron el estilo interior de la iglesia y su fachada, haciendo de santo
domingo un pilar del arte contemporáneo en el país.
La capilla del rosario se constituye
como el más rico ejemplo del barroco quiteño con su estilo singular del siglo
xvii. El museo expone la influencia de la comunidad dominica hacia la sociedad
en educación, arte y cultura. (Ciudad, 2015)
27.
La Ronda
Caminar por la calle Juan de Dios
Morales, más conocida como La Ronda, supone hacer un viaje en el tiempo. Ya lo
dijo, en 1996, Fernando Jurado en su libro: 'La Ronda, Nido de Poetas y
Cantores'. Según el investigador, esta emblemática calle estuvo perfectamente
trazada en 1480, cuando los incas llegaron por primera vez a Quito. De allí
hasta hoy en día, su transformación ha sido, por demás, sorprendente.
La influencia andaluza en la
construcción de sus calles estrechas, de sus casas que se miran entre sí por
sus balcones y de sus patios interiores, es notoria. No en vano se la compara
con la calle Sierpes, una de las tradicionales hileras de edificaciones de
Sevilla. La dualidad, claro oscuro, día y noche, juego y bohemia, es claramente
marcada en La Ronda. Cuando el sol ilumina al Centro Histórico, la calle
Juan de Dios Morales abre su baúl de recuerdos. (Comercio, ElComercio, 2013)
28.
Bulevar 24 de Mayo
Los adoquines, desde la calle Imbabura
hasta la Venezuela, cubren la legendaria avenida 24 de Mayo, conocida desde
principios del siglo pasado como el bulevar. En las cuatro cuadras, por las que
se extiende el bulevar, las piedras son uno de los símbolos que evocan al Quito
de antaño.
Otro de sus íconos: las más de 40 casas
antiguas con balcones de madera y colores pasteles, que ahondan ese toque añejo
de la calle que se levantó sobre lo que fuera la quebrada Ullaguangayacu
(conocida como De los Gallinazos) y luego la hondonada Jerusalén. Estas
edificaciones guardan las historias y anécdotas de la vía que sufrió una
metamorfosis. “La 24 de Mayo”, rememora Juan Paz y Miño, cronista de la ciudad,
es el lugar donde se levantaba el Teatro Puerta del Sol, con una pista de
patinaje incluida, la Cervecería La Victoria, pionera en la ciudad... La calle
se empezó a formar en 1899, durante la época de hegemonía liberal, y se la
inauguró en 1922.
Sin embargo, para mediados y finales del
siglo pasado fue convirtiéndose en una avenida con mercados populares (había
innumerables tiendas de muebles baratos, ropa, y objetos usados, también
paradas de buses interprovinciales) y pasó a ser una zona roja. En la memoria
de Quito –y en los textos de conocidos escritores como Abdón Ubidia y Huilo
Ruales- queda la presencia de la famosa cantina Casa Blanca, cercana a La
Ronda.
Allí, los músicos ciegos, acordeonistas
y guitarreros de la plaza de Santo Domingo, interpretaban pasillos y pasacalles
que encantaban a pintores, poetas y más bohemios del Quito colonial. A la Casa
Blanca se ingresaba por unas escalinatas que llevaban a un espacio subterráneo
y pintoresco, en el que una rocola alemana Wulwitzer animaba las noches de
poesía, largas charlas de pintura y anécdotas de la ciudad.
Este panorama dio un giro con la última
remodelación que culminó en el 2011. Desde entonces, la 24 de Mayo tiene una
cara remozada con cuatro plazas. A su inauguración acudieron cerca de 9 000
personas. Ahora el sonido constante del agua de la pileta acompaña a Bautista
Soto en la plaza que está entre la Imbabura y la Cuenca. “Hoy es un lugar
turístico”.
Una de las casas con una rica historia
es la del Centro Católico de Trabajadores, donde rememoran que el ex presidente
Velasco Ibarra fue secretario de una de las primeras directivas. Por 107 años,
la edificación de dos pisos, resguardada por la Capilla del Robo, ha
recibido a los obreros católicos del Distrito Metropolitano.
También en el bulevar, en el que el
Municipio de Quito invirtió USD 5 millones y construyó cuatro plazas, se erige
la figura de un cóndor, enmarcado en el paisaje de la Cima de la Libertad. A
decir de Paz y Miño, la imagen fue hecha con piedra del volcán Pichincha, en
honor “a los héroes ignotos de la batalla”. El monumento fue colocado en 1922,
cuando se inauguró oficialmente la 24 de Mayo. Es el guardián de la calzada que
lleva el nombre de la gesta heroica. (Comercio, 2013)
29.
Cima la Libertad
Este
museo recuerda la gesta libertaria que tuvo lugar el 24 de Mayo de 1822 en
donde el Cabildo de Quito dio la última batalla para liberarse del dominio
español. El combate tuvo lugar precisamente en este zona, las faldas del volcán
Pichincha. Es por esto que a este lugar se lo denominó la Cima de la Libertad.
Es en la presidencia de José Luís
Tamayo, año de 1920, que para conmemorar este acontecimiento, levantó un
obelisco en el lugar donde se llevaron a cabo los combates para recordar a los
soldados y personajes ilustres que intervinieron en la liberación de Ecuador y
América como Antonio José de Sucre y Simón Bolívar. Sin embargo no fue hasta
1975 que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército tomó el diseño del arquitecto
Milton Barragán e inició la construcción del museo "Templo de la
Patria" en el sitio donde ocurrieron los combates.
El museo se compone de cinco salas. En
la primera encontramos a través de sus murales un recorrido histórico
desde el pueblo indígena y la conformación del Reino de Quito, pasando también
por la colonia española hasta recordar el Primer Grito de Independencia el 10
de agosto de 1809.
La segunda sala se denomina Sala de La
Llama. En esta se ubica la urna funeraria que contiene los restos del soldado
desconocido. Reposa sobre un pedestal de piedra que contiene, esculpido, el
coro principal del Himno Nacional del Ecuador.
La tercera sala se denomina La Sala de
Armas. Esta estancia presenta una colección de armas utilizadas en las batallas
libertarias: sables, dagas, puntas de lanza y fusiles de las tropas colombianas
y españolas.
La cuarta sala se denomina Sala
Histórica. En esta habitación se exhibe la maqueta que explica el desarrollo de
la Batalla de Pichincha.
La quinta sala se denomina Sala de los
Libertadores. Los dos personajes que lideraron la consecución de la libertad de
América, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, están representados como
estatuas de bronce.
Para llegar hasta la explanada del Museo
"Templo de la Patria", puede utilizar dos tipos de unidades de
transporte urbano que transitan a través del centro de Quito por las calles
García Moreno y Chile, de la cooperativa Altamira, cuyo destino es la Cima de
la Libertad o la cooperativa de transporte Jesús del Gran Poder cuyo destino
también es la Cima de la Libertad.
El Templo de la Patria es uno de los
pocos monumentos/museos que se pueden divisar desde cualquier parte del centro
histórico, esto debido a su ubicación en las faldas del volcán Pichincha. (Portocarrero, sf)
30.
Panecillo
Su nombre fue otorgado por los españoles
en su Conquista ya que la colina posee un parecido con un pequeño pan. La
historia cuenta que antes de su llegada a esta loma la llamaban “Shungoloma”,
palabra quichua que significa “loma del corazón”. De acuerdo a una leyenda, en
tiempos pre-incaicos, miembros de la cultura Karas construyeron ahí un templo
en honor al sol y uno en honor a la luna en San Juan, la loma levantada al
costado opuesto. El general inca Rumiñahui habría destruido estos dos templos
cuando sus tropas fueron forzadas a retroceder por el ejército español. Otro
nombre con el cual se le denominaba en tiempos prehispánicos fue Yavirac.
Este mirador se encuentra a una altura
de 3035 msnm. y para Quito representa la división entre el norte y sur de la
ciudad. Al visitarlo podemos encontrar en la cima a la Virgen de Quito que fue
construida en 1976 por el artista español Agustín de la Herrán Matorral. “Esta
escultura tiene 45 m. de alto y es una copia a gran escala de la escultura de
La Virgen de Quito de Bernardo de Legarda, que se muestra en el altar principal
de la iglesia de San Francisco. Está construida con alrededor de siete mil
piezas de aluminio. Se puede subir por su interior para lograr una vista aún
más espectacular de la ciudad”.
Además en este mismo lugar se puede
encontrar a la Olla del Panecillo que fue una especie de cisterna circular de
ocho metros de profundidad que fue utilizado para el riego de sembríos. Durante
la dominación española, el lugar sirvió para recolectar agua lluvia destinada
al riego de los jardines de la mansión española Bellavista y luego fue
utilizado como sitio de defensa de las tropas coloniales durante la batalla
libertaria de Pichincha, el 24 de mayo de 1822.
Dentro de las opciones mencionadas para
visitar en la cima del Panecillo, también encontrará comida tradicional,
restaurantes, artesanías, áreas de juegos para los niños, así como también
parqueaderos.
Para subir hasta el mirador a pie, puede
utilizar uno de los accesos más importantes que parte desde la calle García
Moreno o, si se encuentra en un vehículo, puede avanzar utilizando la avenida
Melchor Aymerich, única vía que lo conecta con la cúpula. Además, de no tener
transporte privado, se puede recurrir a dos tipos de unidades de transporte
urbano que transitan a través del centro de Quito por las calles García Moreno
y Chile, de la ruta Altamira – Cima de la Libertad o el recorrido Jesús del
Gran Poder – Cima de la Libertad.
Panecillo es el nombre español, otorgado
en época colonial a este cerro. Antes era llamado Yavirac o Shungoloma.
Para acudir al Panecillo, especialmente
al interior del monumento de la Virgen de Quito, recomendamos ir entre las 9h00
y las 18h00 de lunes a viernes, los sábados y domingos de 9h00 a 17h00.
Existen un par de restaurantes ubicados
en la cima de la loma de donde podrá disfrutar de una vista espectacular de
Quito, además de degustar una exquisita comida. (Aventure, sf)
ELABORADO POR:
Magali Flores
Michelle Gallardo
Magali Flores
Michelle Gallardo
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